Ejercicio físico, un coadyuvante universal

Raquel Serrano/Sonia Moreno 
29/01/2024  Sumar personas que incorporen a su rutina la actividad física se traduce en grandes beneficios para la prevención y el pronóstico de múltiples patologías; cada vez se receta más.

Si el ejercicio se pudiese recetar como una pastilla, “sería la más prescrita”. Expertos como Enrique Sainz de Murieta, secretario del Grupo de Trabajo de Obesidad de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef) lo tienen claro: “Son pocos los pacientes que no se pueden beneficiar de sus efectos”, con la ventaja de que “sería una de las medicinas más efectivas, seguras y baratas”, añade.

La actividad física puede considerarse como una herramienta integral en el tratamiento de diversas patologías, “actuando como coadyuvante terapéutico en enfermedades crónicas, trastornos musculoesqueléticos y salud mental. A lo largo de las últimas dos décadas, se ha acumulado evidencia sustancial destacando la importancia del ejercicio como tratamiento primario para varias de estas enfermedades crónicas”, sostiene Antonio García Hermoso, investigador responsable de la Unidad de Actividad Física Infanto-Juvenil del Centro de Investigación Biomédica Navarrabiomed.

Para reforzar sus declaraciones alude a un estudio clásico de los investigadores Pedersen y Saltin, de la Universidad de Copenhague, que “proporciona pruebas del ejercicio como medicina en 26 enfermedades diferentes. Por el contrario, la inactividad física está asociada, al menos, a 35 patologías crónicas no transmisibles”. En términos generales, la actividad física puede contribuir a la prevención y reduccion del uso de medicamentos en algunos casos, como dislipemia, hipertensión y diabetes, mejorando así la calidad de vida”, expone García Hermoso quien, no obstante, subraya que “no siempre sustituye al tratamiento farmacológico y su eficacia está condicionada a la naturaleza específica de la enfermedad, así como a la supervisión de profesionales”.

Un estudio científico clásico proporciona pruebas del ejercicio como medicina en 26 enfermedades diferentes

Sainz de Murieta prosigue en esta línea con un importante matiz: “No hay una sola pastilla que sirva para todos. Hay que adaptarla a las características, necesidades y preferencias de cada persona e incluso de su contexto social”. El también jefe de Sección de Rehabilitación Hospitalaria y Unidades Específicas del Hospital Universitario de Navarra recuerda que “como cualquier otro tratamiento, no excluye que pueda tener efectos adversos y contraindicaciones, que hay que respetar, con especial cuidado en pacientes complejos, pluripatológicos, con patologías inestables o sometidos a tratamientos que inciden en la prescripción”.

EL AERÓBICO PROTEGE DEL DEPÓSITO DE GRASA HEPÁTICA
Los datos de un estudio en modelo animal, publicado en Metabolism, han mostrado que el ejercicio aeróbico podría ser un buen aliado frente a la esteatohepatitis no alcoholica (Nafld), patología que afecta a cerca del 24% de la población mundial. Según María Isabel Hernández-Álvarez, de la Universidad de Barcelona y del CiberDEM y directora de este estudio muticéntrico internacional, “una actividad física moderada prolongada en el tiempo, ayuda a metabolizar las grasas porque reduce el tamaño de la gotas de lípidos (LD) que se acumulan en el hígado y, consecuentemente, disminuye la gravedad de la enfermedad”. La investigación establece una conexión desconocida hasta ahora, la relacionada con las demandas de energía por el ejercicio físico y los cambios regulados por el mismo entre las relaciones físicas y funcionales entre las gotas de grasa y las mitocondrias, concretamente en las mitocondrías perigotas. “Hay una mayor oxidación de los lípidos en esta población mitocondrial, proceso que ayuda a evitar el progreso de la patología hepática”.

AJUSTADO A EDAD Y CONDICIÓN
García Hermoso coincide en que si bien la actividad física es generalmente beneficiosa, puede no ser adecuada en todas las situaciones; en casos de lesiones recientes, patología cardiovascular grave, fiebre, complicaciones en el embarazo o condiciones musculares avanzadas. “Siempre debe estar, por tanto, ajustada a la edad, la patología y la condición de cada persona”.

En población infantil y adolescentes, las últimas tendencias en actividad física se centran en enfoques intensivos, como el ejercicio intenso en intervalos (HIIT) y los entrenamientos en circuito, que combinan ejercicios aeróbicos y de fuerza, conocidos como ejercicio concurrente. “Estudios de nuestro grupo de investigación han demostrado que el HIIT, que implica alternar entre períodos de actividad intensa y breves momentos de descanso, es altamente efectivo para mejorar la condición física y otros parámetros saludables en un tiempo reducido. Por otro lado, los entrenamientos en circuito ofrecen una combinación integral de ejercicios que abordan la capacidad cardiorrespiratoria y la fuerza muscular en una sola sesión, generando interés por sus beneficios para la salud cardiovascular y el fortalecimiento muscular, especialmente en niños y adolescentes con sobrepeso u obesidad”, señala el investigador de Navarrabiomed.

PRESCRIPCIÓN INTEGRADA EN DIFERENTES NIVELES
Una vez acordado científicamente la conveniencia de que la población -sana o enferma, infantil o anciana- se mueva, ¿cuál es el papel del médico?
“La prescripción de ejercicio en pacientes puede ser realizada, y de hecho se realiza, tanto por los médicos especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria como por otros especialistas de diferentes niveles asistenciales. El nivel de atención dependerá de la complejidad del paciente.”, arguye Enrique Sainz de Murieta.

“Los de mayor complejidad, por ejemplo, los pacientes a los que prescribimos ejercicio los especialistas de Medicina Física y Rehabilitación en Unidades de Cuidados Intensivos u otros pacientes que se tratan a nivel hospitalario (tras un infarto de miocardio en fase aguda o subaguda, personas con obesidad mórbida) precisan una prescripción efectiva y segura en un entorno hospitalario en una primera fase. Posteriormente, tras la estabilización del proceso pueden continuar con el tratamiento con ejercicio a nivel de atención primaria o utilizando los activos comunitarios”.

Según un estudio publicado por la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SED) en el año 2022, solo el 23,7% de los médicos de atención primaria y el 8,9% de los médicos del nivel hospitalario prescribieron ejercicio físico de forma habitual. “Impulsar un aumento de la prescripción de ejercicio físico efectiva y segura tiene que definirse como objetivo prioritario de cualquier organización sanitaria tanto a nivel nacional como autonómico”, recomienda Sainz de Murieta quien advierte de que “para que los médicos se familiaricen con la prescripción de ejercicio en la práctica diaria asistencial se requiere una planificación estratégica muy cuidadosa”. Y apunta que algunos de los servicios de salud autonómicos ya lo han hecho, entre ellos el Servicio Navarro de Salud, que incluye acciones concretas en su Plan de Capacidad Funcional de 2018.

'PÍLDORAS' DE EJERCICIO, EN AUGE
La sesiones breves e intermitentes de actividad física repartidas a lo largo del día en personas sanas son un enfoque emergente que parecen seguros y factibles, según un trabajo publicado en Sports Medicine. No obstante, aunque estas píldoras de ejercicio son un enfoque emergente, “dada la evidencia limitada de los ensayos tuvieron efectos modestos en la mejora de la aptitud cardiorrespiratoria”, según Mitchell Gibbs, director del estudio de la Universidad de Sidney (Australia). Por ello, las sesiones de actividad breve estarían más indicadas para personas que consideran inviable un ejercicio estructurado y serían necesarios ensayos en pacientes crónicos.

CADA VEZ MÁS PRESENTE EN CÁNCER
Si hay un contexto patológico donde en los últimos años más ha crecido la visibilidad del beneficio del cáncer ese es el de la enfermedad oncológica. Sin ir muy lejos, la campaña de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) para el próxima Día Mundial contra el Cáncer, que se conmemora el 4 de febrero, se centra este año en la concienciación a la población de la importancia del ejercicio físico en todas las etapas del cáncer, desde la prevención, durante el tratamiento y en los largos supervivientes. “Y es que el ejercicio físico puede reducir hasta un 30% el riesgo de cáncer y casi el 20% el riesgo de mortalidad específica por cáncer”, señalan desde la sociedad científica.

Así lo confirma Lucía González-Cortijo, jefa del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, quien resume los efectos beneficiosos de la actividad física en tres contextos: “antes del diagnóstico de un cáncer se ha demostrado que hacer ejercicio físico disminuye el riesgo de cáncer. Ese beneficio llega a un 40% menos en los deportistas de élite; durante el tratamiento, el ejercicio mejora la calidad de vida de los pacientes, además de reducir la toxicidad relacionada, y después del tratamiento, hay varios trabajos que muestran beneficio en la supervivencia en pacientes que practican ejercicio tras haber padecido un cáncer, especialmente en mama”.

PRIMER ESTUDIO RANDOMIZADO EN MAMA
La oncóloga recuerda, de hecho, que “el primer estudio randomizado se realizó en cáncer de mama, donde se demostró beneficio en supervivencia al combinar ejercicio aeróbico y de fuerza. Parece que ese beneficio se basa en que la contracción muscular genera sustancias en la sangre que activan células del sistema inmune que tienen acción directa antitumoral”. Además del cáncer de mama, continúa, “existe evidencia de una menor mortalidad tanto por el tipo específico de cáncer como por cualquier causa en algunos de los otros tipos tumorales como el de colon y el de próstata. También se ha demostrado una disminución de mortalidad por cualquier causa (principalmente de origen cardiovascular) en el cáncer de endometrio, en el de ovario y en el de pulmón. Pero además es que en la mayoría de estos tumores existe evidencia sobrada del efecto positivo sobre la calidad de vida de los pacientes, sobre todo en relación con la mejoría en su función muscular”.

SALVAGUARDA PERSONALIZADA DEL SISTEMA INMUNE
Marta Supervía Pola, portavoz de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef), subraya la importancia de realizar ejercicio físico como defensa natural del sistema inmune, ya que “mejora la respuesta inmunitaria y, por tanto, ayuda a reducir el riesgo de enfermar”. Sería un perfecto aliado frente a virus, fundamentalmente, respiratorios. Los médicos rehabilitadores animan a la población a realizar ejercicio físico aeróbico como nadar, correr o montar en bicicleta, así como practicar ejercicio de fuerza. “El sistema inmune reacciona inmediatamente cuando se hace actividad física. Y es importante mantenerse activo para que el beneficio se mantenga porque con el tiempo esta respuesta inmunitaria desaparece”.

Entrenamientos aeróbicos extremos, de fuerza que impliquen daño muscular o deportes de competición con gran estrés fisiológico y metabólico pueden ejercer el efecto contrario sobre la función inmunitaria. Por ello, Supervía recuerda que la prescripción médica de ejercicio debe ser individual y segura para alcanzar la efectividad deseada”.

Al respecto, Luis Serratosa, jefe del Servicio de Rehabilitación, Fisioterapia y Medicina Deportiva del centro madrileño, indica que la gran pérdida de masa muscular o sarcopenia experimentada por un número considerable de pacientes oncológicos no sólo empeora el pronóstico y la tolerancia a los tratamientos y aumenta la mortalidad, sino que también empeora su calidad de vida de forma significativa. “El ejercicio de fuerza, ya sea con el peso del propio cuerpo, con pesas, con máquinas o con bandas elásticas, pone en marcha múltiples mecanismos entre los que cabe destacar “un efecto positivo en la regeneración de las fibras musculares, una disminución en su degradación, una mejora en la función muscular y neuromuscular, y una disminución en el grado de inflamación sistémica. Esos mecanismos se ponen en funcionamiento por la acción de cientos de factores denominados ejercinas, que se producen en el músculo (miocinas) y otros órganos, ejerciendo su acción localmente o en tejidos distantes”. El servicio de Oncología Médica que dirige González-Cortijo, junto con el de Medicina Deportiva y Rehabilitación que lidera Serratosa han elaborado un programa supervisado para el enfermo con cáncer.