Bebidas energizantes: estudio reafirma riesgo cardiovascular del consumo en jóvenes

Matías A. Loewy

16 de noviembre de 2019 Un metanálisis de cinco estudios clínicos plantea una nueva "señal de alerta" respecto del riesgo cardiovascular asociado al consumo de bebidas energizantes, aunque los autores sospechan que los efectos negativos no pueden atribuirse de manera directa y exclusiva a la concentración elevada de cafeína.[1]

"En la consulta habitualmente hablamos del colesterol, del tabaquismo o del ejercicio… pero también tendríamos que interrogar de rutina a los pacientes sobre si consumen bebidas energizantes y en qué cantidad, porque las consecuencias pueden ser catastróficas", advirtió a Medscape en Español uno de los autores principales, Dr. Carlos Alviar, cardiólogo colombiano que dirige la Unidad de Cuidados Cardiacos y Coronarios del Bellevue Hospital Center, afiliado a la New York University School of Medicine, en Nueva York, Estados Unidos.

El Dr. Alviar presentó el nuevo estudio en el Congreso de la American Heart Association (AHA) de 2019, celebrado en Filadelfia, Estados Unidos. Otros autores del trabajo incluyen a dos cardiólogos brasileños, que también trabajan en Estados Unidos, los Dres. Alexandre Benjo y Francisco Nascimento, así como a una cardióloga colombiana, Dra. Valentina Jaramillo, de la Facultad de Medicina de la Universidad CES, en Medellín, Colombia.

El metanálisis mostró una relación significativa del consumo de estas bebidas con una prolongación leve del intervalo QT después de 2 a 3 horas (6,13 ms; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 2,92 - 9,34 ms; p < 0,001) y un incremento de la presión arterial sistólica (4,51mm Hg; IC 95%: 3,16 a 5,87 mm Hg; p < 0,001). Y aunque la magnitud del efecto (temporario) podría parecer poco relevante desde el punto de vista clínico, para el Dr. Alviar no debería menoscabarse el riesgo.

"En los estudios clínicos, las dosis y otras condiciones se controlan. Pero en el mundo real, cuando se toman dosis mayores o el consumo (conjunto) de alcohol produce hipomagnesemia, el uso crónico de bebidas energizantes puede crear la tormenta perfecta para una arritmia ventricular", alertó. "Especialmente, en jóvenes".

"Algo diferente que la cafeína"

En el nuevo estudio, continuación de uno previo presentado en el Congreso Acute Cardiovascular Care de 2019, celebrado en marzo pasado en Málaga, España, el Dr. Alviar y sus colegas examinaron todos los estudios clínicos aleatorizados de la base de datos PubMed que, entre 1996 y junio de 2019, hubieran comparado los efectos cardiovasculares del consumo de bebidas energizantes con controles.[2] Identificaron 5 estudios que reunían las condiciones, todos publicados a partir de 2016, incluyendo un reciente trabajo de Shah y colaboradores con 34 participantes (edad media: 22,1 años) y dosis utilizadas equivalentes a cuatro latas (casi un litro). En total, los datos agrupados proveyeron 139 comparaciones en sujetos saludables y jóvenes.[3]
En cuatro de los cinco estudios incluidos, la ingestión de bebidas energizantes mostró elevaciones de la presión arterial sistólica y prolongaciones del intervalo QT, con un valor máximo de los rangos del intervalo de confianza de 95% que llegó a 8,43 mmHg y 21,75 ms, respectivamente. Solo un estudio mostró una diferencia media negativa del intervalo QT (-3 ms) en los consumidores de esas bebidas. La heterogeneidad de los estudios fue baja, según el índice estadístico I 2 (0% para la medición de la variable electrocardiográfica y 15% para la de presión arterial).Los resultados del análisis combinado "sugieren que el uso de bebidas energizantes se asocia con hipertensión sistólica y una pequeña prolongación del intervalo QT, aunque se necesitan estudios a mayor escala para confirmar estos hallazgos y brindar datos más claros", concluyeron los autores.

Las bebidas energizantes suelen contener entre 20 y 100 mg de cafeína en 100 ml, por lo cual una lata de 250 ml puede llegar a aportar menos de la mitad o hasta la cuarta parte de lo que trae un vaso de café en Starbucks.

Sin embargo, según el Dr. Alviar, sería "apresurado" atribuir la responsabilidad exclusiva de los efectos cardiovasculares a ese alcaloide. "De hecho, hay estudios en los últimos 15 años que muestran que el consumo elevado de café se asocia con reducción de mortalidad cardiovascular o por cualquier causa", señaló a Medscape en Español.

"Mi hipótesis es que es algo diferente a la cafeína causa los problemas", añadió, aunque dijo ignorar si puede ser la interacción con aminoácidos, hidratos de carbono, vitaminas, extractos de hierbas u otras sustancias de la bebida; o si beber todo el volumen en un lapso corto (shot) es lo que produce efectos fisiológicos distintivos.

El consumo excesivo o concomitante con alcohol para disminuir la percepción subjetiva de los efectos tóxicos etílicos parece agravar el escenario.

Por lo pronto, en un estudio reciente, el Dr. Alviar y colegas observaron en pacientes asistidos entre 2000 y 2018 que la intoxicación por cafeína derivada del consumo de bebidas energizantes tiende a asociarse a coingestión aguda con alcohol y otras drogas recreativas, así como a una mayor incidencia de manifestaciones cardiovasculares comparado con otras formas de intoxicación por cafeína.[4]
Para ayudar a echar luz sobre algunos de estos interrogantes, el también profesor asociado de la Leon H. Charney Division of Cardiology en la New York University School of Medicine anticipó a Medscape en Español que están completando el análisis final de un ensayo clínico con un diseño de casos cruzados que comparó los efectos cardiovasculares agudos de las bebidas energizantes versus café, una solución de cafeína y placebo. "Esperamos presentar los resultados el año próximo", señaló.

¿Existe una dosis segura?

En la literatura médica, la mayoría de los casos agudos se vinculan con ingestas elevadas de bebidas energizantes, a menudo combinados con alcohol. En 2012, dos de los autores del nuevo metanálisis, los Dres. Alexandre Benjo y Francisco Nascimento, describieron junto a cuatro colegas del Mount Sinai Medical Center, en Miami, Estados Unidos, el episodio de una paciente de 24 años que desarrolló palpitaciones y una trombosis de la arteria coronaria izquierda después de consumir tres tragos de bebidas energizantes mezcladas con vodka.[5]

Sin embargo, el año pasado, un estudio en voluntarios sanos sugirió que una sola lata de 24 onzas (710 ml) de una bebida energizante alcanza para disminuir un 50% la habilidad de las arterias para dilatarse, lo que "provee más evidencia de los daños potenciales", advirtieron los autores.

"Una sola lata, una sola vez, dudo de que tenga efectos riesgosos", apuntó el Dr. Alviar. "Pero para aquellos pacientes que ya tienen un sustrato cardiovascular o anormalidades establecidas, mi recomendación de consumo es: cero".

¿Y qué pasa con los jóvenes sin enfermedad cardiovascular, que, por ejemplo, recurren a las bebidas energizantes para estudiar? “Les recomiendo que utilicen café, té o chocolate oscuro, que son estimulantes naturales”, indicó.

Otros cardiólogos comparten esa perspectiva.

En una nota reciente en el sitio de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), el Dr. Juan Carlos Pereira Redondo, director del Consejo Argentino de Hipertensión Arterial de la entidad, expresó que "si una persona sana toma una lata [de bebida energizante] cada tanto no hay inconvenientes, pero el problema aparece cuando es con mayor frecuencia o se tiene un antecedente cardíaco. Las personas con palpitaciones, extrasístoles o antecedentes familiares de arritmias o muerte súbita no deberían consumir bebidas energizantes sin supervisión médica".[6]

En tanto, otro colega argentino, Dr. David Doiny, secretario científico del Consejo de Arritmias de la Sociedad Argentina de Cardiología, advirtió en la misma nota sobre el riesgo de interacción de esas bebidas con medicamentos que prolongan el intervalo QT, como algunos antidepresivos.