Adoptar una dieta 'antihipertensiva': el cambio en estilo de vida con más impacto cardiovascular

Pere Íñigo. Madrid
07/09/2022 La alimentación, frente a otros elementos de estilo de vida, puede tener el mayor impacto en reducción de riesgo cardíaco en pacientes con hipertensión. En plena temporada de propósitos saludables, quizá el más importante en el que perseverar más allá de Navidades -y, ya puestos, siempre- sea la adopción de una dieta saludable.

Esto sería de especial interés en personas con hipertensión, pues, como concluye un estudio que se acaba de presentar en la reunión científica sobre HTA de la Asociación Americana del Corazón (AHA), la dieta con efecto hipotensor DASH puede ser la medida más eficaz, frente a otras de estilo de vida, para reducir el riesgo de infarto e ictus en personas con presión arterial elevada.

La dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) es, como su propio nombre indica, un traje a medida para prevenir o para controlar la hipertensión. Creada en la década de 1990 por los Institutos de Salud de Estados Unidos (NIH), este patrón dietético se basa en un consumo preferente de productos lácteos bajos en grasa, pescado, carnes magras, frutas y frutos secos, verduras, cereales y legumbres. También implica una reducción de sodio (con un uso de sal para cocinar recomendado no superior a los 3 gramos diarios).

26.000 eventos cardiovasculares prevenidos
El estudio, realizado en la Universidad de California en San Francisco (UCSF) que se presenta hoy miércoles en la reunión de la AHA en San Diego, indica que entre los diversos cambios en el estilo de vida que pueden reducir las enfermedades cardiovasculares, la adopción de la dieta DASH puede tener el mayor impacto para adultos jóvenes y de mediana edad con hipertensión en estadio 1 (definida según la guía de HTA de la AHA y el Colegio Americano de Cardiología como niveles sistólicos de 130-139 mm Hg o diastólicos de 80-89 mm Hg).

Este análisis reveló que la adopción de la dieta DASH podría tener el mayor beneficio, con una estimación de 15.000 eventos cardiacos evitados entre los hombres y 11.000 eventos entre las mujeres. Asimismo, otros cambios en el estilo de vida, como limitar el consumo excesivo de alcohol y hacer ejercicio con regularidad, evitarían miles de muertes y ahorrarían más de mil millones de dólares en costes sanitarios en la próxima década.

En concreto, los cambios en el estilo de vida podrían prevenir 26.000 episodios de enfermedades cardiovasculares, evitar 2.900 muertes; y ahorrar 1.600 millones de dólares en costes sanitarios asociados.

Esas estimaciones se alcanzaron sobre la posibilidad de que 8,8 millones de adultos estadounidenses, de entre 35 y 64 años, con hipertensión en estadio 1 sin tratar, siguieran cambios en su estilo de vida (actividad física, pérdida de peso sostenida, moderación del consumo de alcohol y la adopción de la dieta DASH).

En ausencia de otros problemas de salud, como la diabetes de tipo 2 o la enfermedad renal, y con un riesgo previsto de ECV a 10 años superior al 10%, se considera que las personas con hipertensión en estadio 1 tienen una probabilidad baja de sufrir un infarto o un ictus, en comparación con las personas con hipertensión en estadio 2 o superior (en estadio 2 se consideran niveles de 140 mm Hg o superiores, o de 90 mm Hg o superiores).

"Casi nueve millones de adultos jóvenes y de mediana edad con hipertensión en estadio 1 no tratada representan una carga significativa e inminente para los sistemas de atención sanitaria", afirma Kendra D. Sims, doctora en Salud Pública de la UCSF y coinvestigadora de este estudio. "Nuestros resultados aportan pruebas sólidas de que las modificaciones del comportamiento saludable a gran escala pueden prevenir futuras enfermedades cardíacas, complicaciones relacionadas y el exceso de costes sanitarios".