Los abuelos son cruciales para el éxito de la prevención de la obesidad en niños chinos

Becky McCall

23 de diciembre de 2019 Un programa de prevención de la obesidad reduce significativamente el índice de masa corporal (IMC) al trabajar con niños de escuelas primarias, padres, y notablemente, abuelos, muestran los resultados de uno de los estudios más grandes sobre prevención de obesidad en niños en el mundo.[1]

Conocido como la Intervención de Actividad Física y Cambios en la Conducta Alimentaria de Niños Chinos de Escuelas Primarias (Chirpy Dragon), el estudio aleatorizado controlado es el primero en otorgar a los abuelos una participación central en la prevención de la obesidad, y es el resultado final de una década de investigación que analiza la repercusión cultural y conductual de los abuelos en el peso corporal de los niños en China.

La Dra. Bai Li, quien en la actualidad tiene un cargo en la University of Bristol, en Reino Unido, dirigió el estudio en la ciudad de Guangzhou.

"Este programa de intervención en obesidad basado en evidencia proporcionado por la escuela y la familia tuvo alto grado de cumplimiento y participación, y puede ser eficaz para reducir la epidemia emergente de obesidad infantil en China", observó.

Después de un año, la puntuación en IMCz (índice de masa corporal de peso relativo ajustado para la edad y el género del niño) fue significativamente más baja en el grupo con la intervención que en el grupo de control, con una media de diferencia intergrupal de –0,13.

"La última revisión de Cochrane sobre los programas de prevención y obesidad en la infancia en todo el mundo muestra que la media combinada de la magnitud del efecto para todas las intervenciones dirigidas al mismo grupo de edad es –0,05, pero nuestros resultados son superiores al doble de esta magnitud de efecto", señaló la Dra. Li, explicando la importancia práctica del hallazgo.[2]

Añadió que el programa tenía buena relación calidad-precio, a juzgar por la evaluación de costo-eficacia que también se llevó a cabo.

El estudio fue publicado el 26 noviembre en la versión digital de PLoS Medicine.
Tasa sin precedente de incremento del peso corporal infantil en China
Actualmente en China existen aproximadamente 30 millones de niños de 7 a 18 años de edad que tienen sobrepeso u obesidad, cifra equivalente a una quinta parte de la población infantil del mundo con sobrepeso u obesidad. Sin programas de prevención eficaces, se estima que esta cifra aumentará a cerca de 50 millones hacia el año 2030.

La Dra. Li manifestó a Medscape Noticias Médicas que esta es la tasa de aumento que más le preocupa. "En la década de 1980, menos de 1% de los niños tenía sobrepeso; ahora 20% tiene sobrepeso en las regiones más prósperas de China. Es la tasa de incremento la que representa un gran problema".La escalada rápida de la prevalencia, en combinación con falta de investigación científicamente rigurosa en este campo en China, motivó a la Dra. Li a comenzar Chirpy Dragon. La investigadora está muy interesada en las barreras culturales y los factores que impulsan la naturaleza rápidamente creciente del problema de obesidad en el país.

"Los genes no cambian, pero el entorno sí. Por lo que respecta a la atención infantil, los abuelos son importantes en todo el mundo, pero en China es común ver tres generaciones que viven en un hogar y que tienen influencia directa en la dieta y la nutrición", destacó.

La generación de más edad en la actualidad creció en una época de pobreza alimentaria, lo cual ayudó a su comprensión de lo que representan una dieta y un peso sanos, añadió.

"Ahora esta generación vive en una época de ingresos disponibles y una dieta occidental, y muchos abuelos consideran que cuanto más grande sea el niño, más sano es, y que el sobrepeso y la obesidad son signos de prosperidad", explicó la Dra. Li.
La intervención Chirpy Dragon para niños, padres y abuelos
El estudio aleatorizado controlado de 12 meses se dirigió a la prevención, no al tratamiento, y promovió actividad física y conductas alimentarias sanas. En el estudio participaron 1.641 niños de 40 escuelas de Guangzhou, que tenían 6 años de edad. Veinte escuelas (832 niños) fueron aleatorizadas a la intervención, y 20 (809 niños) a tratamiento habitual.

Cuatro componentes basados en escuela y la familia se dirigieron a niños, cuidadores principales (padres o guardianes y abuelos), así como a los responsables de la actividad física escolar y la provisión de alimentos.

Las intervenciones se ajustaron al grupo elegido como objetivo. "Podríamos poner ingredientes no procesados frente a padres y abuelos y luego preguntarles cómo planean y equilibran una comida sana", agregó la Dra. Li.

"Para las escuelas trabajamos con proveedores de comida locales con el fin de determinar lo que es factible de acuerdo con la temporada y su costo. También quisimos crear la oportunidad para la actividad física sin la necesidad de equipo especial", destacó.

El personal de Chirpy Dragon proporcionó la intervención, y directores de la escuela y maestros de la clase recibieron un manual del programa.

Las escuelas asignadas al grupo de control continuaron con su provisión habitual durante todo el periodo de estudio y no tuvieron acceso a ninguna de las actividades y recursos de intervención de Chirpy Dragon.

Se obtuvieron medidas con enmascaramiento y se incluyó la puntuación de IMCz al inicio (entrada en la escuela: edad 6 a 7 años), y de nuevo al final de la intervención (después de 12 meses).

Hallazgos positivos para la intervención en todas las variables
El criterio principal de valoración para la eficacia clínica fue la diferencia en las puntuaciones en IMCz entre los grupos al concluir el estudio.

Entre los criterios secundarios de valoración estuvieron la proporción de niños con sobrepeso u obesidad, el tiempo invertido en actividad física, el consumo de frutas y verduras, y refrigerios no sanos, así como los efectos psicosociales más amplios consistentes en la calidad de vida relacionada con la salud y la aceptación social.

La tasa de deserción de los participantes fue muy baja (3%), y ninguna escuela desertó.

Al final de la intervención la puntuación media de IMCz fue más baja de manera estadísticamente significativa en el grupo con la intervención, en comparación con el de control (diferencia media: −0,13; p = 0,048).

Por lo que respecta a los criterios secundarios de valoración, la proporción de niños que consumía al menos cinco porciones diarias de frutas y verduras fue más alta de manera estadísticamente significativa en el grupo con la intervención que en el de control (diferencia media: 0,33; p = 0,001).

El consumo semanal de bebidas azucaradas y refrigerios no sanos fue significativamente más bajo en el grupo con la intervención que en el grupo de control (diferencia media: −0,81; p = 0,010), y la proporción de niños que realizaban actividad física por lo menos una vez en el fin de semana fue más alta en el grupo con la intervención frente al grupo de control (odds ratio: 1,58; p < 0,001).Un análisis de su grupo es especificado de antemano mostró que el efecto de la intervención sobre las medidas antropométricas fue más acentuado en niñas que en niños. La diferencia media en la puntuación de IMCz en niñas frente a niños fue −0,18 (p = 0,007) frente a −0,09 (p = 0,22).

¿Por qué los resultados fueron tan impresionantes?
Al solicitarle un comentario sobre los motivos de tales hallazgos tan positivos, la Dra. Li dijo que diversos factores podrían intervenir.

Hizo referencia a un estudio reciente similar en Reino Unido, que en contraste, prácticamente no tuvo ningún efecto.

"Consideramos que la diferencia está relacionada en parte con la etapa de la epidemia en China. Es relativamente temprana, en comparación con la observada en Reino Unido o en Estados Unidos. Esto significa que las conductas no sanas relacionadas con la dieta occidentalizada aún no se han llegado a normalizar", puntualizó.

También resaltó motivos sociales y culturales: "Cuando aleccionamos a las personas sobre los beneficios para la salud que tiene una dieta diferente, tienen más probabilidades de cambiar en China. En Reino Unido, tratar de aleccionar a las personas para que abandonen una dieta occidental no sana es más difícil, pues esto ahora es muy normal".
La Dra. Li señaló que la implementación del programa Chirpy Dragon fue excelente, posiblemente porque tuvo un gran respaldo del gobierno, y "en China los estudiantes respetan mucho a sus maestros, así que la participación y la respuesta son realmente buenas.

Esos son los motivos por los cuales consideramos que el resultado fue tan impresionante".

En relación con la generalización del programa chino a otras regiones urbanas y países, al principio, el programa es más generalizable a países que comparten una cultura similar, añadió la Dra. Li.

"En lo sucesivo, nuestros planes son centrarnos en la posibilidad de transferir la intervención, inicialmente a otras partes de China, y más tarde a Singapur y Malasia", conculyó la Dra. Li.