El paciente obeso tarda 6 años en pedir ayuda para reducir su peso

Redacción

Madrid 10 diciembre, 2019 El estigma social provoca que el paciente con obesidad crea que tiene un problema meramente estético que es responsabilidad suya y tarde años en pedir ayuda médica para reducir peso, con todas las complicaciones que conlleva.

La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) han unido fuerzas para conmemorar el Día de la lucha contra la obesidad con el lema ‘Stop discriminación, la obesidad también es una enfermedad’, para concienciar a los pacientes sobre la importancia de que acudan a expertos que controlen los múltiples factores de esta patología.

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De hecho, no reconocerla ni diagnosticarla como enfermedad produce un retraso en la consulta sobre el exceso de peso por parte del paciente en 6 años de media, según ha mostrado el estudio ACTION-IO.

Según Irene Bretón, presidenta de la SEEN, “a pesar de que es una enfermedad crónica reconocida, no siempre recibe la atención que merece. Cualquier condición clínica se complica por la obesidad, pero, aunque se cree que no hay nada que hacer, tratándola mejoran muchos problemas”.

“El tratamiento no es fácil y requiere controlar muchos factores, es una tarea de todos. Sin los tratamientos adecuados las complicaciones son muy significativas: aumento de la mortalidad, mayor riesgo de padecer otras enfermedades, alteración de la calidad de vida y un importante gasto sanitario”, ha destacado Bretón. La presidenta de la SEEN añade que, en ocasiones, “parte de la ciudadanía lo considera un problema meramente estético porque, quizá, no está bien informada acerca de que otros problemas secundarios que padece derivan de esta enfermedad principal”.
¿Por qué tardan los pacientes tanto en pedir ayuda? El estigma culpabiliza al paciente por tener malos hábitos alimentarios y ser responsable de su enfermedad simplificando su compleja y multifactorial etiología. Según este estudio, hasta un 81% de los propios pacientes consideran que la pérdida de peso es su responsabilidad y por eso demoran la consulta.

Estos retrasos favorecen la aparición de patologías asociadas como la hipertensión arterial (HTA), la diabetes mellitus (DM), dislipemia, el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), etc., haciendo la enfermedad cada vez más compleja.

Para aquellas personas que ya padecen de obesidad, resulta clave “reconocer que tienen una enfermedad crónica y que, por lo tanto, deben consultar a un profesional de la salud para que éste actúe como ante cualquier enfermedad crónica evaluándola y ofreciendo las diferentes estrategias en el tratamiento disponibles”, sostiene Nuria Vilarrasa, coordinadora del Grupo de Obesidad de la SEEN.

Blanca Dahl, miembro del Grupo de Trabajo de Nutrición de Semergen, ha afirmado que uno de los problemas es que “los pacientes al inicio de la enfermedad no se encuentran limitados en su vida diaria, por lo que no entienden que las complicaciones y comorbilidades vienen a largo plazo”. Además, a pesar de la educación para la salud que se realiza en centros de salud y colegios, abordada desde Enfermería, Pediatría y medicina de adultos, y de los protocolos existentes para realizar el seguimiento de los pacientes y apoyarles en su enfermedad, “en muchos casos no acuden a las revisiones, lo que dificulta más su evolución”.

Una enfermedad multifactorial
Las expertas han recalcado que debemos profundizar en las barreras que llevan a las personas con obesidad a no poder seguir las diferentes recomendaciones (dieta equilibrada, actividad física regular, controlar el tamaño de las raciones y evitar alimento precocinados o el consumo de azúcar blanco) o hacerlo sin éxito.

Además, es importante tener en cuenta los múltiples factores implicados en esta patología tanto personales, como psicológicos, sociales, económicos, factores estresores o problemas del sueño, etc., entre otros, que pueden estar predisponiendo a la obesidad y que tienen que ser abordados. Tampoco hay que olvidar el papel tan importante y clave de la industria alimentaria, la legislación o el urbanismo, que promueven un ambiente obesogénico y el sedentarismo.
Nuria Vilarrasa, oordinadora del Grupo de Obesidad de la SEEN; Irene Bretón, presidenta de la SEEN; Blanca Dahl, miembro del Grupo de Trabajo de Nutrición de Semergen, y Susana Monereo, secretaria de la SEEDO.

“La educación desde la infancia en los hábitos de vida saludables es muy importante, del mismo modo que la concienciación de que es una enfermedad en la población general. También es necesario dar a los pacientes con obesidad la oportunidad de controlar su enfermedad con fármacos, al igual que en otras enfermedades crónicas”, ha declarado Susana Monereo, secretaria de la SEEDO.

Vilarrasa ha recordado que “disponemos de fármacos que pueden ayudarnos junto con la dieta a perder peso. Sin embargos, éstos no están financiados por el SNS, de manera que su uso se encuentra limitado por las condiciones económicas del paciente. Teniendo en cuenta que esta enfermedad afecta a todos los estratos sociales, pero sobre todo a los económicamente más precarios, este aspecto ejerce un gran impacto discriminatorio frente a otras enfermedades crónicas”.

En algunos casos de escasa respuesta a las anteriores estrategias se puede optar por la cirugía bariátrica; pero para este tipo de intervenciones también existen largas listas de espera que pueden alcanzar los 5 años, lo que contribuye al deterioro en la calidad y expectativa de vida de etas personas. En la misma línea, Bretón hace hincapié en que “la cirugía bariátrica es coste-efectiva y gran parte de los problemas asociados a la obesidad son reversibles”.