Obesidad

 

P.-¿PORQUÉ  ES  MALA LA COMIDA RÁPIDA?

R.-En mi opinión se trata de un nuevo mito sobre la alimentación, que no tiene mayor fundamento científico, pero que está influyendo en el comportamiento nutricional de muchas personas. La rapidez en la preparación de los alimentos nunca debe identificarse con la calidad de los mismos. Tenemos abundantes ejemplos de productos naturales dispuestos para un consumo directo que lo confirman como la leche materna, las verduras de hoja, los brotes tiernos, las frutas, etc. La calidad de los alimentos debe valorarse únicamente por la mayor o menor adecuación de sus nutrientes a las necesidades del consumidor.

 

P.-¿ME PUEDE ENGORDAR LO A GUSTO QUE COMO? 

R.-Rotundamente no, antes al contrario el disfrute con la comida forma parte del instinto de supervivencia, que no debe negarse ni menospreciarse. A caso nos parece mal la sonrisa de un lactante, cuando está saciando su necesidad natural de alimentarse?. Por otro lado atribuirle al placer o a la satisfacción de comer la capacidad de poder convertirse en grasa y almacenarse es una auténtica “quimera”, a desterrar en nuestra nueva cultura alimentaria.

 

P.-¿TOMAR AGUA DURANTE LAS COMIDAS ENGORDA? 

R.-El agua es un producto absolutamente necesario para el organismo, forma parte de él y debemos aportarla diariamente para mantenerla en los niveles necesarios, que deben ser superiores al 60% del peso total de los humanos. El agua no tiene ni hidratos de carbono, ni proteínas, ni grasas y por ello es acalórica antes, durante y después de las comidas, no puede servirnos de alimento energético, ni podemos convertirla en grasa.

 

P.-¿QUE ENGORDAN MÁS LOS HIDRATOS O LAS PROTEÍNAS? 

R.-Tanto los Hidratos como las Proteínas pueden producir en su combustión unas 4 kilocalorías por gramo, ambas se pueden transformar en grasas, aunque su misión metabólica no es esa. Los hidratos de carbono deben convertirse en glucosa y servir de alimento a las células, aportándoles la energía necesaria para su mantenimiento. Las proteínas deben descomponerse en sus aminoácidos con los que el organismo va a renovarse, fabricando sus nuevas células. Cuando se come desequilibradamente, los excesos de hidratos se transforman en grasa, empleándose en este proceso un 5% de esas kilocalorías ingeridas, mientras que para la transformación de los excesos de proteínas en grasa se pierde hasta un 20% de la energía.

 

P.-¿ES MEJOR QUEDARSE SACIADO O CON HAMBRE? 

R.- De siempre sabemos que el hambre es una mala consejera, aunque con demasiada frecuencia comemos sin límites, hasta el extremo de sentarnos mal la comida y por motivos tan artificiosos como el aburrimiento, la ansiedad, la presión social, la costumbre, las normas de educación, etc.. No debemos confundir el hambre con el mero placer de comer, que también es natural. Lo normal debiera ser aprender a escuchar a nuestro cuerpo y responder a sus indicaciones, "comer cuando se siente hambre y dejar de hacerlo a las primeras sensaciones de saciedad", al igual que lo hacen la mayoría de los animales y, de manera más próxima y humana, los lactantes ante su alimento natural la leche materna.

 

P.-¿EL AGUA ANTES, EN O DESPUÉS DE LAS COMIDAS? 

R.-El agua forma parte sustancial de nuestro organismo y ocupa más del 60% de nuestro peso total. Todas las células del cuerpo (unos 60 billones) eliminan sus residuos continuamente al agua extracelular, que debe ser depurada, eliminada y sustituida por otra agua más limpia. El momento ideal para aportar y reponer las pérdidas de agua puede ser cualquiera, siendo indiferente hacerlo antes, durante o después de las comidas, siempre que responda a las necesidades del organismo, según lo que nos dicte el instinto y la razón. Si nos atenemos al proceso natural que emplean los lactantes, constataremos que el agua está incluida en la leche materna y se suministra junto a los demás nutrientes.

 

P.-¿CÓMO ES POSIBLE ACUMULAR GRASA SIN COMERLA? 

R.-El organismo humano necesita disponer de materia grasa para llevar a cabo muchas de sus funciones vitales, como mantener una mínima reserva de energía, almohadillar las diferentes estructuras corporales, aislarnos del frio y del calor, aportar los substratos para la renovación de células y hormonas, etc., por ello es capaz de obtenerla a partir de otros componentes de la alimentación como son los hidratos de carbono, las proteínas y hasta sus propias estructuras corporales. Muchas personas, que tratan de no engordar, evitan la ingesta de grasas por todos los medios, creyendo que así no incrementarán sus reservas y podrán cumplir sus objetivos estéticos o de salud. El problema es que tanto los hidratos como las proteínas, que ingerimos en cada comida, si no mantienen entre ellos una proporción adecuada se pueden transformar en grasas y seguir incrementando las “odiadas reservas”.

 

P.-¿QUÉ ALIMENTOS SON LOS CULPABLES DE LA OBESIDAD? 

R.-Todos los alimentos, que la sociedad ha venido empleando normalmente, debemos aceptarlos como útiles y buenos, en consecuencia no los tenemos que responsabilizar de los problemas de la obesidad, que soportamos. La acumulación de grasas se produce porque nuestro organismo no puede utilizar todos los nutrientes que ingiere y decide transformar en grasas y guardar total o parcialmente los excedentes. Eso no quiere decir que los culpables sean unos u otros alimentos, sino la desproporción entre los nutrientes y la mala correlación entre las necesidades del organismo y las aportaciones que realizamos.

 

P.-¿PORQUÉ ALGUNOS NO ENGORDAN, COMAN LO QUE COMAN? 

R.-A todos nos ha llamado la atención alguna vez comprobar que hay personas que no aumentan su reserva grasa, aunque coman mucha cantidad de alimentos. Recordemos que la acumulación de grasa se produce cuando los alimentos ingeridos y asimilados se transforman en grasas porque no han sido utilizados ni para alimentar las células, ni para renovarlas, ni para la producción de energía calórica o motora. En muchas personas gran parte de los nutrientes ingeridos no son asimilados por el aparato digestivo, siendo eliminados por vómitos o por las heces, que suelen estar cargadas de alimentos no triturados.  Además hay que reconocer que los consumos energéticos de las personas no son todos iguales, detectándose diferencias muy llamativas en los metabolismos basales y en los gastos derivados de la actividad física realizada. En otros casos el consumo puede estar aumentado por necesidades de alimentación o renovación  celular y por la necesidad de mantener constante la temperatura corporal.