MELATONINA Y DESCANSO

Comentario especial requiere la elaboración por parte de la glándula pineal del poderoso antioxidante natural: la hormona “melatonina”. Su producción se lleva a cabo solo en ambiente de oscuridad, pues cuando la luz ambiental es captada por los ojos, estos emiten la correspondiente información al núcleo supraquiasmático, ubicado en el cerebro y cesa la liberación de esta hormona, que está ligada naturalmente al descanso nocturno.

La glándula pineal para ejercer plenamente su función precisa descanso y oscuridad, de forma que, como ya ha podido comprobarse experimentalmente, la producción de melatonina se interrumpe cada vez que se enciende la luz o se incrementa la luminosidad de la habitación, aunque sí es cierto que, al reducirse nuevamente la claridad, se restablece de nuevo la función productora anterior.

Conviene también recordar que la hormona “melatonina” no es un producto exclusivo y nocturno de la glándula pineal, sino que también se encuentra de forma natural, aunque en pequeñas cantidades, en productos tan asequibles como: las frutas como las cerezas, fresas, moras, plátanos, etc., los tubérculos como las cebollas, los cereales como el maíz, la avena y el arroz, los frutos secos como las nueces, las plantas aromáticas como el tomillo, el té verde y la menta, y hasta en el vino tinto.

De esta información se puede desprender la conveniencia de utilizar alguno de estos productos en las cenas de los que quieran o necesiten incrementar su aporte de melatonina, cuya indicación práctica puede ser la restauración y coordinación de los ritmos biológicos de la vigilia /sueño, que han podido ser alterados por el conocido “jet-lag”, que se sufre después de los vuelos transoceánicos.

Se constata que el 80% de los estudiantes universitarios dedican menos horas de las necesarias al descanso y esto trae consecuencias de índole práctico que comentaremos a continuación.

La capacidad intelectual queda mermada, porque disminuye la atención, la concentración, la memoria y la habilidad para el aprendizaje. Nos volvemos más irritables e intolerantes y aumentan las posibilidades de sufrir accidentes de todo tipo.

Como la eficiencia del sistema inmunitario queda reducida, somos más propensos a sufrir infecciones y a desarrollar problemas metabólicos y cardiovasculares, que nos aceleran los procesos de envejecimiento y nos acortan la vida.