Una excesiva producción de radicales libres puede superar la capacidad del organismo para su estabilización, con la ayuda de los antioxidantes naturales, que el organismo fabrica o recibe a través de los alimentos.
Los antioxidantes que se encuentran naturalmente en muchas sustancias vegetales y que también forman parte de la leche materna son moléculas capaces de frenar la oxidación de otras moléculas, mediante reacciones químicas en las que transfieren electrones a los agentes oxidantes. 

Tanto las plantas como los animales disponen de varios tipos de antioxidantes, como el glutatión, las vitaminas A, C, E y enzimas como la catalasa, el superoxido dismutasa y las peroxidasas. Los déficits de antioxidantes o de las enzimas antioxidantes producen estrés oxidativo y este puede ser nocivo para las células.

Se calcula que hasta un 6% de los radicales formados para los procesos metabólicos escapan de las reacciones y deben ser anulados por el organismo, so pena de producir el llamado deterioro oxidativo.

Recordemos que este proceso consiste en que los radicales libres intentan robar electrones a otras moléculas para obtener su equilibrio y provocan una reacción oxidativa en cadena, hasta que son reducidos por algún elemento antioxidante, que se inmolará en esa función. La propia naturaleza, a través de la evolución nos permite adaptarnos a las condiciones del medio ambiente, pero a su vez nos hace dependientes de las soluciones adaptativas, que hayamos implementado a lo largo de los siglos en nuestro esfuerzo por la supervivencia. Sigue...